Médico. Presidente de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI)
Miembro del Comité de Bioética que asesora al gobierno español
BIOTECNOLOGÍAS
Entramos en el siglo XXI con un equipaje excepcional de conocimientos, técnicas, productos, aplicaciones y líneas de investigación relacionadas con las biotecnologías.
La “biotecnología contemporánea” toma rápidamente cuerpo desde que en 1953 se da a conocer por Watson y Crick la estructura en doble hélice del ADN y se establece el dogma genético un gen una proteína (hoy revisado); para entrar hace unos 25 años en lo que se llamó la “Nueva Genética” (Nathans), con la biología molecular en un plano relevante, y especialmente la ingeniería genética o molecular, es decir, la “recombinación de genes o sus secuencias de distinta procedencia”; al final de los años 70 se desarrollan las técnicas moleculares con las enzimas de restricción y las ligasas: con las primeras se puede cortar el ADN en trozos, y con las segundas unirlo con otros genes o fragmentos; y en la década de los 80 se desarrollan los vectores (virus y plásmidos), a los que pueden incorporarse partes de ADN y transportarlas. Estamos pues, ante una auténtica revolución biológica e industrial.
Como un paso decisivo, el 26 de junio de 2000 Craig Venter y Francis Collins en rueda de prensa comunicaron haber conseguido la secuenciación del Genoma Humano (un 97 % descifrado y un 85 % de forma precisa), y el 12 de febrero de 2001 dan a conocer que han secuenciado todo el genoma. El avance fue presentado casi como panacea del diagnóstico y tratamiento más o menos definitivo de enfermedades y como facilitador, algún día, del alargamiento de la vida humana, lo que sin duda alguna no resulta prioritario.
A partir de ahora, y tras la secuenciación del genoma humano, a los ya existentes se añaden campos impresionantes de posibilidades, aunque lo razonable es no despertar expectativas inmediatas o desmedidas, pues, por una parte, queda una largo camino y mucho tiempo por delante hasta que se conozcan las localizaciones (mapa genético) y, lo que será de particular trascendencia práctica, las funciones de los genes aisladamente y sus interacciones (mapa funcional), su relación con las casi 10.000 proteínas (proteómica), y la expresión como organismos y sus efectos sobre estos (mapa individual y poblacional, normal o patológico). Pero no todo es tan simple.
No hay duda alguna que las posibilidades dirigidas a la investigación, a la medicina predictiva, al diagnóstico de enfermedades graves y frecuentes, a la terapéutica selectiva, al logro de células, tejidos y puede que de órganos para autotransplante sin riesgo de rechazo inmunológico (a partir de stem cells), a la terapia regeneradora etc., así como a la disponibilidad de alimentos modificados genéticamente en mayor cantidad y calidad y a la protección de los ecosistemas y la biodiversidad contra su deterioro o aniquilación, ofrecen un extenso panel tanto de realidades en marcha como de expectativas muy atrayentes (entre las que incluiría la eliminación de la hipótesis del racismo genético), algunas con implicaciones éticas.
En la otra cara de la moneda, no puede ocultarse que persisten, incluso empeorados, los enormes y graves problemas que causamos y azotaron a la Humanidad en la pasada centuria, sombras tantas veces causantes del horror y cuyas manifestaciones más vergonzosas y trágicas nacen de la violencia física y psicológica, no infrecuentemente vinculadas al uso inhumano de la ciencia y la tecnología, en sus formas más horribles y sutiles: (guerras, pruebas nucleares, genocidios, delitos contra la humanidad, hambre, carencia de agua potable, falta de asistencia sanitaria elemental, enfermedades evitables -20 millones de muertos anuales por las llamadas enfermedades de la pobreza-, postergación de la mujer, maltrato de la infancia -marginalidad, orfandad forzada, explotación sexual, mercado laboral abusivo, extracción y venta delictivas de órganos- quebranto de los valores morales, destrucción psicofísica, manipulación, mutilaciones, experimentos humanos no consentidos; un despoblamiento creciente del medio rural, emigraciones masivas internas y externas -100 millones de emigrantes económicos, el 1,8 % de la población mundial, y 18 millones de refugiados a causa de la persecución política-, un progresivo urbanocentrismo y la configuración de megálopolis con asentamientos periurbanos o guetos en condiciones atroces; exterminio de poblaciones indígenas, racismo, xenofobia, etc.), degradación de la Biosfera: contaminación ambiental, desertización, pérdida de suelo cultivable, agresión a la biodiversidad, aniquilación de especies, etc.
La reacción social de perplejidad -no exenta de orgullo por lo que es capaz el hombre- e incluso temor ante hechos tan impactantes y provocadores moral e intelectualmente como los derivados de algunas biotecnologías (en particular la manipulación genética, la fusión celular o la clonación humana), se acompaña no infrecuentemente del la incertidumbre sobre si se ejercerán los mecanismo de control debidos, y sobre todo, a quién beneficiará realmente tanto progreso. Es el capítulo de los posibles riesgos en su aplicación:
1) Los daños al ser humano (derechos, salud y evolución):
* a la intimidad y privacidad (recogida y archivo de datos)
* a la salud
-causación de enfermedades (tumores, infecciosas, etc.)
-resistencia a antibióticos (betalactámicos, ampicilinas, etc.)
-mutaciones: a) no intencionalmente ocasionadas; b) buscadas
(selección de la raza, guerreros, dóciles, ¿especiación?, etc.)
2) La utilización discriminatoria
-que estos avances sirvan a unos pocos, los que puedan pagarlos, e incremente las diferencia y egoísmos (como ocurre con la alimentación, medio ambiente, etc.) las biotecnologías no alcanzan como debía esperarse a las poblaciones afectadas (así, por ejemplo, el 85 % de los medicamentos los consumen los ricos, 19 % de la població mundial)
-que por las connotaciones económicas en juego, la industria no dirija sus actuaciones a las enfermedades monogénicas, las llamadas ”enfermedades huérfanas”, de muy escasa incidencia poblacional, sino a las poligénicas, producidas por la acción de varios genes y mucho más frecuentes, como el cáncer, la diabetes, el asma o las enfermedades cardiovasculares, hipertensión, hipercolesterinemia, etc., que siendo de gran importancia también lo son de mayor rentabilidad industrial.
-que los tests predictivos (seguros, trabajadores, diagnóstico de enfermedades con agresión a la intimidad, etc.) limiten las posibilidades de los afectados o candidatos a una enfermedad genética.
-que provoquen desempleo masivo (puede ser el caso de la agroalimentación)
3) La utilización selectiva (selección racial, manipulación mental, poblaciones indígenas, guerreros o siervos, etc.).
4) La producción de armas químicas y bacteriológicas exterminadoras.
5) La liberación de microorganismos manipulados genéticamente, las mutaciones o patogenias sobrevenidas etc.
6) Daños a la biodiversidad
-a los animales y a sus especies.
-a los vegetales, entre otros a la agricultura tradicional y a las áreas naturales.
-las alteraciones de microorganismos, nuevas cepas, etc.
7) Daños al medio ambiente
-la contaminación y deterioro por los residuos producidos
-la deforestación
-la desertización
8) Por último, y sin agotar el tema, vamos camino de dominar a los genes, ya tenemos las secuencias y los genes humanos y de otros organismos vivos ante nuestros ojos, podemos localizarlos, copiarlos, extraerlos, cortarlos, unirlos, combinarlos con otros de la misma o distinta especie, y hacerlos realizar funciones que se van traduciendo en realidades científicas y tecnológicas. A este ritmo, algún día no muy lejano los genes estarán completamente a disposición del homo sapiens, que les transformará en servidores dóciles y a pleno rendimiento, y no parece exagerado anticipar que acabarán siendo genes amaestrados que tan solo determinarán lo que la voluntad del ser humano decida. En la hipótesis del gen dominado plenamente en un futuro próximo -cuando a la vez hayamos fulminado cualquier sospecha de determinismo que no sea el que nosotros mismos establezcamos-, el ser humano que somos, dotado para el ejercicio de la razón y que puede modificarse técnicamente con sus inventos en lo biológico y en lo psíquico -lo que me hace llamarle el hombre antropoplasta o bioplasta-, ¿no acabará maniobrando con su propia existencia y la vida hasta límites que pudieran escapar a su control, perjudicando a generaciones futuras, acabando por destruirse torpemente o alterando su evolución y su especie y el mundo en que habitamos?
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