septiembre 2013


Cambio climático

La nueva entrega del Grupo Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) es una vuelta de tuerca más de lo que ya hace tiempo parece una evidencia incontrovertible: el planeta se calienta de modo irreversible. Cada informe certifica que el rango de escenarios a contemplar va desplazándose hacia la zona pesimista del anterior. Hace una década hablar de una expectativa de calentamiento de casi 5 ºC para el próximo siglo hubiera sido denunciado como una histeria de ecologistas irredentos, pero ese aumento, que asusta, es una posibilidad viable en el informe que ha sido hecho público recientemente en Estocolmo.

Qué pena que entre tanto desmesurado científico no hayan invitado a unos cuantos escépticos del cambio climático, club éste que ha contado nada menos que con expresidentes de gobiernos y miembros de la altura intelectual de Sarah Palin, además de la financiación de la petrolera Exxon, para que con su ecuanimidad nos permitan seguir bebiendo del alcohol adictivo del “creced y multiplicaos” que tan buenos resultados está dando a nuestra especie.

Ironías aparte, ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿Qué país o autoridad intergubernamental está capacitada para solucionar lo que puede ser un enorme drama medioambiental para nuestra especie? Si este enorme problema transita el ámbito global, ¿para cuándo dispondremos de una organización mundial con poder real que le pueda hacer frente?

Más información sobre el nuevo informe en: El País.

La flotabilidad en un medio dado depende de la densidad, pero ésta a su vez está condicionada por la temperatura. Así podemos encontrarnos con efectos curiosos como el que podemos ver (y experimentar por nuestra cuenta) en el siguiente vídeo:

Fuente: FQ-experimentos

Ig nobel

Según la definición de inteligencia de Ortega y Gasset, como el esfuerzo que hacemos para escapar de la siempre inminente tontería, incluso el genio se encuentra a dos pasos del disparate y en ocasiones es difícil trazar la raya divisoria que los separa. Los premios Ig Nobel son los antinobel y se apoyan en el sentido del humor de los premiados para dar publicidad y honor público a las investigaciones más absurdas (conviene no prolongar la carcajada en exceso por si alguna de ellas se convierte en genialidad reconocida).

Por ejemplo, el profesor Masanori Niimi, uno de los premiados, de la Universidad Teikyo, explicó que se aislaron varios ratones con corazones trasplantados y se les hizo escuchar distintos tipos de sonidos.  Aquellos que escucharon óperas de Verdi y Mozart sobrevivieron entre 26 y 20 días más tras los trasplantes que el resto de ejemplares.  Niimi explicóque había probado otros sonidos antes, “pero ninguno había resultado hasta ahora tan efectivo”. Su equipo descubrió que la sangre de los ratones que escucharon ópera generó células clave para prevenir que el sistema inmunológico rechace un órgano trasplantado. 

Otro grupo japonés se encargó de descubrir por qué algunas mezclas de cebolla y ajo cocinados adoptaban un color azul verdoso en vez de marrón, y en el curso de esa investigación descubrió que la enzima de la cebolla que irrita los ojos no es la que se creía anteriormente, sino otra completamente diferente. Dado que esta enzima no está ligada al sabor ni al olor, el equipo ha determinado que es posible crear, a través de modificaciones genéticas, una cebolla que no haga llorar pero que conserve el mismo gusto.  El científico que lideró al equipo, Shinsuke Imai, dio las gracias al recibir el premio a todas aquellas personas a las que obligó a llorar durante la investigación. 

Entre los otros premiados destacó el estadounidense Gustano Pizzo, ya fallecido y galardonado en la categoría de seguridad por inventar un sistema eyector pensado para expulsar a un potencial secuestrador de un avión en una cápsula equipada con un paracaídas y un emisor que puede ser rastreado por las fuerzas de seguridad.

El premio de Psicología fue para una investigación que señala que efectivamente las personas que han bebido alcohol se sienten más atractivas.

Y el premio de la Paz fue para el presidente bielorruso Alexander Lukashenko, quien decretó como ilegal aplaudir en público (de este personaje sí que podemos estar seguros que pisa el territorio de la imbecilidad).

Para consultar el listado completo haz clic aquí.


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