El mecanismo natural que hace que nuestros óvulos y espermatozoides contengan una copia joven de nuestro ADN y que, por tanto, porten en su núcleo celular una modesta y frágil eternidad de al menos una generación más, consiste en la regeneración de los telómeros por la enzima telomerasa. El premio Nobel de Fisiología y Medicina de este año premia a Elizabeth H. Blackburn, Carol W. Greider y Jack W. Szostak por este descubrimiento.
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Hay que recordar que un activo grupo de investigación español, trabajando en la línea abierta por los trabajos citados, dirigido por María Blasco, ha conseguido alargar la vida de ratones, evitando el efecto secundario del cáncer, usando telomerasa (1,2).